viernes, 9 de agosto de 2013

Día de los Pueblos Indígenas ¿En un país lleno de racismo?


Hoy 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas. En Guatemala no puede negarse que el “racismo y la discriminación” dañan las relaciones sociales e impactan en la economía del país. Con grandes desigualdades e inequidades económicas, sociales y políticas, y ante la ausencia del reconocimiento de hecho y derecho de ser un país multilingüe, multicultural y multiétnico, y prevaleciendo el racismo y la discriminación como formas de visualizar a los pueblos indígenas, Guatemala enraíza en su sociedad desde el actuar de la familia fenómenos que tanto daño le hacen.

 

Teóricamente se reconoce la existencia de 4 pueblos que cohabitan: Maya, Garífuna, Xinca y Ladino, lo cual no significa que precisamente cohabiten, por las visiones que se tienen de los Pueblos Indígenas, desde el punto de vista de la explotación comercial, para cierto grupo de empresarios se reconoce “el folkor” de los Pueblos Indígenas, en tanto representa ingresos económicos vía el turismo, aunque en la práctica sean racistas y discriminatorios. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, la pobreza en los indígenas es de 74% en tanto que en ladinos es de 38%. Apenas un 1.1% del presupuesto del Estado se destina para Pueblos Indígenas, especialmente en temas de educación, “cultura y salud”.

 

Con estas diferencias (inequidad y desigualdad) ¿a qué se le llamará “celebración”? cuando el Estado se olvida y abandona a más del 40% de su población, lo mantiene en condiciones de pobreza y pobreza extrema, sin acceso a los servicios básicos: salud, educación, infraestructura, en lo económico sin acceso a créditos, programas y proyectos productivos. Podemos decir que es un buen momento en el que los Pueblos Indígenas alcen la voz de protesta y lucha en torno a exigir el cumplimiento de los Derechos Humanos, Económicos y Sociales como mínimo y dejar de ser únicamente parte del folklor del país, asignando un presupuesto real para la superación de las condiciones actuales de marginación en las que tanto a nivel personal como pueblo vive la población indígena del país.

 

Es un momento de pasar de población folklórica a sujetos, donde el Estado y los poderes económicos reconozcan la diversidad étnica, cultural y multilingüe como una fortaleza y no como un obstáculo para el desarrollo, es un reconocimiento de la persona humana, no del objeto, significa dar el paso de la retórica discursiva a la acción, eliminando todas las prácticas y formas de discriminación y racismo que se derivan desde la familia y se reproducen en la educación.

 

En este país hay que denunciar las prácticas discriminatorias y racistas, que son situaciones que limitan el ejercicio político, ciudadano, económico y cultural de la persona y los Pueblos Indígenas. Así como denunciarlas, no ejercer ni ser partícipes de dichas prácticas, en tanto exclusión y marginación y sobre todo limitar el derecho a una vida digna, el reconocernos como un solo pueblo, y no ser parte del engranaje institucional y social que sobre la discriminación y el racismo construyen su bienestar.

Demetrio Pérez Ordoñez

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