jueves, 19 de septiembre de 2013

To Tulsa and Back


J.J. Cale quien fue mucho más que un gran compositor, murió el 26 de julio a los 74 años.

El viernes recién pasado por medio de un insípido retuit, me enteré de su muerte, el tuit mencionaba algo así:  “El gran compositor J.J. Cale muere a los 74 años”.

Me encontraba a 150 kilómetros de mi hogar, así que cuando llegó el momento emprendí el regreso a casa, escoltado a la distancia por la imponente Sierra de las Minas. Empecé a cambiar emisoras buscando ingenuamente comentarios de los locutores. No sé, tal vez sorprendidos o tristes,  pero sobre todo esperaba que le hicieran algún reconocimiento y pusieran como mínimo algunos de sus temas más reconocidos, como Cocaine.  Mientras buscaba con afán alguna noticia, recordaba cómo había llegado a conocer a Cale, y eso fue por medio de Clapton. Yo era joven y empezaba a abrir mis horizontes musicales y el camino que había elegido para hacerlo era buscar las influencias de los músicos que más me atraían por ese entonces.  Así inicié una relación larga pero a decir verdad intermitente y a la vez intensa, de esas que se disfruta en cada momento, sin importar el tiempo que ha pasado y donde cada rencuentro es como si fuera la primera vez.

Cale era originario de Oklahoma, un Okie como les llaman, nunca perdió el acento sureño típico de la región.  Aún joven y siguiendo a muchos de su generación se fue a buscar un mejor futuro a California, y claro está que venciendo las típicas dificultades que presentan esas circunstancias logró triunfar. Se cambió el nombre de John Weldon Cale a Jean-Jacques Cale, para evitar que lo confundieran con el talentoso John Cale del Velvet Underground, quien lamentablemente era más reconocido por sus diferencias con Lou Reed, que por sus virtudes.

Frecuentemente se escucha mucho acerca de la forma de ser de Cale: "Que es un ingenuo porque pudo haber hecho millones, pero es demasiado holgazán”. “Que Clapton lo parasitó y se aprovechó de su talento” y más tonterías del mismo estilo. Cale tenía una filosofía de vida propia, alejado de los estándares del mercado, un tipo que disfrutaba con las cosas sencillas, se sentía cómodo atrás del escenario, así como también amaba realizar composiciones y sacar discos que perfeccionaba hasta el cansancio. En lo personal nunca me enteré de algún comentario en contra de Clapton por parte de Cale. Al contrario, en el documental  "To Tulsa and Back (2005)", sobre la segunda mitad de la gira de 2004 “J.J. Cale Band Tour”, se puede apreciar la admiración mutua que se tenían, sin duda fueron una pareja que se complementaba mutuamente.  Aunque el trabajo que sacaron juntos en el 2006, “The Road to Escondido” despertó muchas expectativas por la calidad de los dos, a mi parecer le faltó la fuerza de los anteriores trabajos de Cale y no digamos los de Clapton, pero más allá de esto es un disco que  vale la pena escuchar. Ese álbum ganó un Grammy en el 2008 en la categoría de Mejor Álbum de Blues Contemporáneo.

J.J. Cale tiene piezas memorables y que definitivamente pasarán a la historia: After Midnight, Cocaine, Call me the Breaze

El legado que nos deja es amplio, dieciséis discos  y la huella que queda a través de la influencia que tuvo sobre los cantantes de habla inglesa, quienes tuvieron éxito interpretando temas de Cale, entre ellos podemos contar obviamente a Clapton, Dire Straits, Lynyrd  Skynyrd.  También entre los hispanos se cuentan músicos de la talla de Joaquín Sabina.  

Finalmente después de más de dos horas de camino llegué a mi destino, y fue mucho pedir encontrar algo sobre él. Quizás pasó demasiado tiempo para la velocidad a la que se "vive" actualmente. 

Partió  J.J. Cale, quién en sus 74 años fue mucho más que un “gran compositor”.


viernes, 6 de septiembre de 2013

También hay pequeños héroes

Como David, o el ratón que no son precisamente lo que aparentan. Los trucos casi siempre son más efectivos que la fuerza, la fuerza no siempre está en los músculos o en las armas.
Querido gato
Cuando por la noche me veas llegar, piénsalo, no soy lo que aparento. En cambio, soy como aquello de “hecha la ley, hecha la trampa”. Te convendría más buscar un perro que te ladre, o darle de comer a las palomas en el parque. Sí me ves, siéntate, o retrocede, que aquí no hay siete vidas que valgan.
Amigo mío, no juegues con el ratón, que eso es peligroso. Échate a dormir, o pídele a tu gata que te arrulle, como alguna vez lo hizo tu madre.
Gustavo Recinos